20 de marzo de 2012

Muerte

La noticia es lacónica y terrible: en Uruguay dos enfermeros actuaban como asesinos seriales sacrificando ancianos internados en un hospital público y una clínica privada.
16 crímenes confirmados que podrían superar largamente el centenar, de acuerdo a las sospechas. 

Qué les sucedió? ...
 “Me creí Dios”, explicó uno de ellos, como si se hubiera adueñado de la vida y de la muerte
La práctica macabra descubre un tema tabú: el destino y el cuidado de los más viejos.
De lo que hace la sociedad con ellos y de lo que hacemos nosotros mismos con quienes por sus enfermedades o por sus años se convierten en una molestia.
El mundo ha cambiado en muchos sentidos para mejor.
Pero paradójicamente no hay espacio para los ancianos.
La sociedad era más inclusiva y tolerante: los viejos morían en sus casas.
Y lo que antes se rechazaba culturalmente, el geriátrico, se volvió moneda corriente.Las viviendas son más chicas, las mujeres trabajan y los trabajos se han vuelto más arduos.
No se encuentra lugar para alojarlos ni tiempo para cuidarlos.Son situaciones dolorosas y complejas.
Pero quienes no pueden cuidarse solos y no tienen quién los cuide son depositados en sitios donde no conocen a nadie ni nadie los conoce.Y en el momento en que están más vulnerables.
Los abogados de los enfermeros asesinos dicen que mataron por “piedad”, como si hubieran dispuesto anticipar la muerte de quienes sufren enfermedades frente a las que vivir parece más duro que morir.
Pero nada indica que se tratara de suicidios asistidos: mataban simplemente porque los pacientes les daban mucho trabajo.

Los enfermeros pasan más tiempo con los enfermos que los familiares y médicos.
Cualquiera que estuvo internado lo sabe.
A veces hasta son el único contacto con el mundo exterior.
Tienen ese poder en una zona limítrofe entre la vida y la muerte.
Y lo ejercían aquí sin ningún control.
“Me creí Dios”.
Un dios siniestro que decidía a quienes quitaba de este mundo.
Un horror.
 El telón de fondo es la expulsión de los ancianos de sus familias, su exilio, su soledad y la crueldad de un sistema que, de algún modo, los mata antes de que mueran .

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