17 de septiembre de 2010

Demencia Fronto-Temporal

Hablemos de salud

Una mujer obsesionada por la salud de sus hijos un día llena la heladera de 40 yogures y le explica al marido que lo hace porque es importante que los chicos consuman calcio. ¡ Atención !. Puede ser uno de los primeros síntomas de una enfermedad extendida, pero no suficientemente conocida.

Imagenes suministradas  por el Massachusetts General Hospital
Department of Radiology
Sin embargo, en los últimos años se ha producido un notable avance en el conocimiento de las Demencias Lobares Frontotemporales (DLFT)  (Tercera imagen en la foto superior)   Con ese nombre se hace referencia a un grupo de enfermedades neurodegenerativas muy heterogéneo tanto por su presentación clínica, por su componente genético y sus características histopatológicas.

Constituye la tercera causa de demencia degenerativa después de la Enfermedad de Alzheimer y la Demencia con cuerpos de Lewy, y la segunda en personas menores de 65 años.

Su debut suele situarse entre los 45 y los 65 años con una distribución similar entre ambos sexos. La influencia familiar se estima positiva entre un 30 y un 45% de los casos.

Esta enfermedad empieza generalmente por lo conductual y luego avanza hacia lo cognitivo; una de las principales características de esta etapa es que los pacientes tienen tres o cuatro ideas y las repiten obsesivamente.

Sistema de monitoreo cerebral a distancia
Los rasgos clínicos que la caracterizan son: alteración de la conducta social y afectación del lenguaje. Las personas con demencia fronto-temporal a menudo tienen problemas en mantener interacciones personales normales y ceñirse a las normas sociales convencionales; suelen volverse cleptómanos o suelen tener conductas sociales rudas o poco apropiadas por la desinhibición que padecen.

Un cambio insidioso en la personalidad del paciente que adopta un comportamiento inusual como si fuera otra persona, o por el contrario se acentuán de manera ostensible ciertos rasgos de su carácter.

Otros síntomas incluyen la pérdida del habla y del lenguaje, conducta compulsiva o repetitiva, aumento del apetito y problemas motores tales como la rigidez y problemas de equilibrio. También puede haber pérdida de la memoria y síntomas psiquiátricos como delirio y alucinaciones auditivas. En ocasiones algunos pacientes pueden presentar un cuadro de parkinsonismo o de enfermedad de motoneurona asociados.

Según cifras de los especialistas, en la Argentina entre 80.000 y 100.000 personas padecen esta enfermedad que, si bien tiene tratamientos para estabilizar a los pacientes, no tiene cura. En general, el 75 u 80 por ciento de los pacientes termina sus días internado porque ya no es suficiente con el cuidado de la familia.

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